martes, 5 de junio de 2012

Si tu pareja te ha sido infiel pero, a pesar del engaño, consideras que su relación vale la pena


Siempre se ha dicho que la confianza es difícil de obtener, fácil de perder y casi imposible de recuperar. La duda se apodera de la relación e impide disfrutar como al principio.
 
La infidelidad es la causa más común de las parejas en crisis y de las posteriores rupturas, y mucho más habitual de lo que nos gustaría. Existe desde que el hombre es hombre. Tanto que algunos se agarran, como a un clavo ardiendo, a la teoría que inculpa a la genética de esta actitud, sin tener en cuenta la capacidad del cerebro de controlar los impulsos animales, es decir nuestra esencia humana que nos hace diferentes al resto de especies.
 
La mayoría, ante esta situación, decidimos tirar la toalla, sin pensar en nada, dejándonos llevar por nuestro dolor.
 
Pero analicemos más allá. ¿Para qué sirve el engaño? Para dos cosas: una, darte cuenta que la persona a la que amas y admiras es un ‘picaflor’, por lo cual incluso agradeces el haberte enterado de su traición; y dos, que algo falla en la relación y que hay que cambiar.
 
Muchas mujeres valientes han sabido ver luz tras al final del túnel y han logrado superar con éxito esta difícil prueba de amor. Un arrepentimiento sincero de él, la capacidad de perdonar de ella y una relación basada en la comunicación, les han salvado de un naufragio seguro, con o sin ayuda, reforzando, más si cabe, lo que un día construyeron.
 
Si consideras que merece la pena luchar por tu relación, sin morir en el intento, lo primero que has de conseguir para que vuelva la armonía a tu hogar, es recuperar la confianza. Algo difícil, pero no imposible. Lo que necesitas es una buena dosis de paciencia y mucha comunicación. El camino es largo, pero la recompensa, en ocasiones, merece la pena.
 
Canita al aire o infiel compulsivo
Cuando estamos inmersos en una relación, tácitamente, si no se especifica lo contrario, exigimos, además de respeto, fidelidad. Éste se convierte en pilar fundamental para la estabilidad de la pareja. Estamos enamorados y el sentimiento de posesión se hace patente. Pero, ¿por qué romper tanta armonía?
 
Los motivos que nos llevan a la infidelidad son todos los que queramos buscar: porque la monotonía se ha instalado en la relación perdiéndose la pasión en el matrimonio, porque el amor se agotó, por desatención, porque sentirse alagado rejuvenece, porque se esté pasando por una etapa de crisis en la cual se cae en la trampa del deseo fuera del hogar o simplemente porque se un infiel compulsivo. En fin, excusas para justificar esto de echar una ‘canita al aire’.
 
Evidentemente que hay infidelidades de las que una pareja no se puede recuperar, como que el cónyuge se líe con tu cuñada, que sea un ‘picha brava’, que sea una aventura larga y premeditada… Pero hay otras que han tenido lugar en un momento de confusión de la relación o en una noche loca, en las que, al menos, se puede volver a intentar, si es que hay un verdadero sentimiento de arrepentimiento y amor, nada de ocultamientos ni justificaciones. Porque no es lo mismo descubrir una aventura a que te la cuenten.
 
¿Y qué pasa cuando la infidelidad es virtual?
En el pasado solo se consideraba infidelidad cuando había contacto físico y sexual extra-marital. Pero ahora las infidelidades más comunes son las virtuales. Facebook, Twitter y otras redes sociales, chat y foros se han convertido en el caldo de cultivo para este nuevo tipo de ‘ciber-cuernos’, causantes de numerosas rupturas matrimoniales.
 
Cuando se pasa por este trance, seguir con la relación como antes es imposible y nada sano. Pero con confianza, madurez, intimidad y compenetración entre los dos implicados se puede construir una nueva relación más reforzada, si cabe, que la anterior.
 
La infidelidad se puede superar. Más del noventa por ciento de las parejas que han pasado por esta situación lo han conseguido, incluso han salido fortalecidas de esta crisis. Pero para que esto ocurra es indispensable que se cumplan tres requisitos:
• Que no haya mala intención, burla y desprecio.
• Que la pareja o matrimonio haya mantenido un vínculo estable y profundo, basada en el compromiso.
• No dejarse influenciar por la opinión de terceros, por lo general de amigas separadas que fueron víctimas de la infidelidad y no tuvieron la capacidad de superarla.
• Si eres capaz de mantener la cabeza bien fría, y no dejarte llevar por impulsos o suposiciones, lo conseguirás.
 
Regla de Oro
Piensa si quieres seguir con él, no si debes: Tu decisión no debe estar basada en el miedo a quedarte sola, en tus hijos o en la necesidad emocional y económica. Tienes que saber si eres capaz de confiar en él o no. Si lo quieres y se merece una segunda (y última) oportunidad. Y, lo más importante, si él está poniendo de su parte para luchar por algo que realmente merece la pena. Para ello, has de dar un paso hacia atrás y analizar fríamente la situación. Si tienes alguna duda, abandonar es lo mejor.

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